





Ya veis que apiladitos están...
El frente del museo judio del cementerio
De este tema ya hemos hablado, pero claro, no es lo mismo estar en su ciudad...
Cosas de los viajes, no llegamos a entrar en la Sinagoga Vieja Nueva, aunque sí estuvimos fuera, es que encima cobraban 200 kc mas aparte de los 600 kc que ya habiamos pagado para el acceso a Pinkas, al cementerio viejo y a la sinagoga española entre otras, y decidimos que no veiamos mas templos, encima ya habiamos visto al golem en un rinconcito monisimo cerca de la Plaza de la Ciudad Vieja de modo que no nos creiamos que fueramos a verlo en el desvan...
En la sinagoga Pinkas, construida en el siglo XV, deja un poco helado ver los muros grabados con los nombres de 77.297 judíos de Bohemia y Moravia asesinados por los nazis entre 1939 y 1945. Es una impresionante cortina de nombres en rojo, amarillo y negro;
El nombre de sinagoga Vieja Nueva, es la peculiar forma que tienen en Praga de llamar a su más antiguo centro de reunión, el que fue construido en 1375 y reconstruido varias veces tras varios incendios. La fachada tiene un remate triangular de ladrillos y en la parte baja se incrusta una casa de tejas rojas como si fuese una ermita. Dicen que los ángeles trajeron hasta ahí fragmentos del templo de Salomón...
Para el que no se acuerde: dicen que el Golem podría revivir siempre y cuando alguien sepa pronunciar la palabra justa, como el rabino Loew, el inventor de esa criatura en el siglo XV. Un día, ante las amenazas antisemitas y el odio que instigaba el fanático cura Thaddeus en Praga, el rabino Loew pidió ayuda a lo más alto y desde allí bajó la siguiente fórmula alfabética: "Ata Bra Golem Dewuk Hachomer W'tigzar Zedim Chewel Torfe Jisrael". Con eso, y con algo de agua, aire, tierra y fuego, Loew recitó los Zifurim, o recetas mágicas, y caminó siete veces con sus ayudantes en torno al Golem. Después, Loew le puso en la boca el Esquema, un trozo de pergamino que tenía escrito el nombre impronunciable de Dios.
El Golem de Praga se convirtió en una especie de campeador de la comunidad judía, el que acude en socorro siempre que se le necesita, aunque un día se desmandó, parece que porque se le dejó el pergamino en Sabbath, la fiesta sagrada judía en la que no debe trabajarse, y hubo que reducirlo a polvo sacándole antes el Esquema de la boca. El periodista checo Egon Edwin Kisch quiso resolver el misterio investigando en el desván de la sinagoga Vieja Nueva sin encontrar nada más que algún murciélago. Kisch, conocido como Rasender reporter, el reportero atrevido, o desencadenado, era un judío de Praga que escribía en alemán, y al igual que Kafka luchaba contra vulgaridades y fanatismos varios.
El Golem de Praga se convirtió en una especie de campeador de la comunidad judía, el que acude en socorro siempre que se le necesita, aunque un día se desmandó, parece que porque se le dejó el pergamino en Sabbath, la fiesta sagrada judía en la que no debe trabajarse, y hubo que reducirlo a polvo sacándole antes el Esquema de la boca. El periodista checo Egon Edwin Kisch quiso resolver el misterio investigando en el desván de la sinagoga Vieja Nueva sin encontrar nada más que algún murciélago. Kisch, conocido como Rasender reporter, el reportero atrevido, o desencadenado, era un judío de Praga que escribía en alemán, y al igual que Kafka luchaba contra vulgaridades y fanatismos varios.
Los interesados pueden conocer la historia mayor de la comunidad hebrea de Praga en el Museo Judío, pero se encuentran datos de interés en casi todas las sinagogas visitables de la ciudad.
La que nos dejó flipados es la Sinagoga Española (Spanelska Synagoga), obra del arquitecto Josef Niklas. Por fuera es un puro reclamo andalusí con sus arcos mudéjares y su cita persistente de la Alhambra. Pero por dentro se convierte en un auténtico canto al trabajo de los moros en España por sus estucos, artesonados, arabescos en las paredes y esbeltas columnas que cargan con gracia arcos sobre los que nacen una y otra vez las cúpulas. Predomina un color de oro en su interior, si bien las sesgadas luces del día sacan reflejos sorprendentes a través de las vidrieras. Luego, sobre el punto más sagrado de la sinagoga, el Aron ha-kodesh, el Arca de la Alianza donde se guardan los preciados rollos de la Torá, se extiende un dosel de mármoles de colores.
En realidad, esta Sinagoga Española no tiene que ver mucho con los judíos sefarditas desde el punto de vista del culto. Fue más bien una ocurrencia arquitectónica que culminó la azacanada historia de un sitio ocupado primero por la Altshul (Escuela Vieja) de los judíos de Bohemia y entornos, que se quemó en 1339, que fue reconstruida en 1516, que fue clausurada por decreto del emperador en 1689, reabierta en 1703, y por fin rehecha en el llamado estilo español en 1867. Por tanto, el actual edificio es más bien un homenaje que los judíos askenazíes de Praga hicieron a los antiguos judíos de una España o Sefarad que aún no los había expulsado. Un romanticismo, si se quiere.
Hoy día, la sinagoga española aloja un pequeño museo sobre la historia de los judíos checos y sirve como sala de conciertos de música sacra. Es porque en 1873 se celebraron ahí y por primera vez ritos judíos con música gracias a Frantisek Skroup, el compositor del himno nacional checo.
Hoy día, la sinagoga española aloja un pequeño museo sobre la historia de los judíos checos y sirve como sala de conciertos de música sacra. Es porque en 1873 se celebraron ahí y por primera vez ritos judíos con música gracias a Frantisek Skroup, el compositor del himno nacional checo.
Lo imprescindible es ver el viejo cementerio judío del barrio de Josefov. La falta de espacio originó que las tumbas se juntaran y que las lápidas (hay 12.000) acabaran tocándose como en un frenesí de muerte pétrea. No hay que buscar ahí a Franz Kakfa, ya que sus restos se llevaron al nuevo cementerio en las afueras, aunque su espíritu parece revolotear por el gueto y hace recordar un cuento suyo titulado "El sueño" ambientado en el viejo cementerio judío. Los judíos no llevan flores a los cementerios. Como los mejores pétalos se marchitan, depositan una piedra sobre las tumbas.
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